viernes, 31 de diciembre de 2021

Para seguir viviendo


 
PARA SEGUIR VIVIENDO


Mañana de invierno
devuélveme sus manos.

Tráeme sus oscuros ojos
desde lejos,
su voz ausente y pausada,
su risa fácil.

Acerca a mis oídos
su suave murmullo
que se quedó
tras la puerta.

Quiero abarcar
con mis brazos
todas las flores
de su blanda tristeza.

Mañana de invierno
que te asomas a mi senda,
devuélveme su vida
para seguir viviendo.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Claudia, cuando 
vivía en USA y estaba 
ausente.

El abrazo de una estrella azul


 

EL ABRAZO DE UNA ESTRELLA AZUL


En estas hojas verdes
yo te escribo hija.

Son hojas arrancadas
a tus trece años,
verdes como el iris
de tus azules ojos,
cambiantes y raros
como la vida.

Hojas que arrojaste al suelo
una tarde brusca
de adolescencia.

Pero aquí las hallé perdidas
entre las horas del verano,
para decirte
que el amor de madre
nunca muere;
que se extiende más allá
de nuestro abrazo.
En él estaba
el hálito de Dios,
latente, humano,
en él estaba la vida,
la sanidad y la paz;
el universo inmortal.

Desde esa tarde,
hija inocente y mía,
mi confidente,
mi estrella azul,
somos más
que madre e hija:
Somos amigas,
de aquí a la eternidad,
en la luz.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hijita Stephanie, cuando
tenía 13 años de edad.

Los años viejos

 


LOS AÑOS VIEJOS


Zapatos mojados
en las ventanas,
era tu cabaña
de invierno.

Lamparín que alumbró
tus tareas escolares,
se perdieron
por los senderos del sur,
bajo la lluvia
de Agosto.

Niño de los alfajores
escondidos
en los bolsillos,
tus lágrimas
de solitario soñador,
me hablaban
de tus cometas
y espadas de alambre;

de esos
cinco años inocentes,
escudriñando
las cantinas
en busca de tu padre.

Niño desvelado de ojos,
y rubios rizos al sol,
yo te tengo en mi camino,
con tu piel mudada
de orfandad
y tiempo transcurrido.

Yo te amo
en los años viejos,
y en mi pecho
hallarás una cobija
en nuestro invierno.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a la infancia
de mi esposo

Año 1,990

Mi jazmín

 

MI JAZMÍN


Quiero
que mi hija vuelva
como un jazmín oloroso
al hogar en calma,
a compartir
conmigo en esta cena,
lo sagrado de mi mesa.

Quiero
que mi hija vuelva
de lejanas tierras,
como una fragante
y encendida vela,
alumbrando mi alma
como una promesa.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Claudia, cuando
ella vivía en USA.

¿Lo sabes?

 ¿LO SABES?


¿Sabes
que mi esperanza
se prende
de tus ojos malos?
¿Y qué a través de ti
Él
no me ha olvidado?

¿Qué me llama
y juega conmigo
en las olas fugaces
del tiempo?
¿Y en su red
me rescata
de tus aguas amargas?

¿Sabes que moldea
mis días,
y hasta mi dolor
va restando?
¿Qué soy suya
más que tuya
en el secreto
más amado?

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi 
 esposo 
en otros tiempos

Año 1,985



Soledad


 
SOLEDAD


Soledad,
¿qué extraña dimensión
es esta
que visitamos los dos
tan sólo ayer?

Como escapados
de la buena mano del Padre,
escudriñamos la ciudad
de la noche
que rodeaban altas murallas,

vagamos
por sus caminos
indeseables
y nos ausentamos del amor.

Visitamos el silencio
y descubrimos
que no encajaba en nuestro ser
la soledad.

Luego, 
regresamos del adiós.

INGRID ZETTERBERG

Año, 1,984
Dedicado a mi esposo
en tiempos muy lejanos

Anda hombre



ANDA HOMBRE


ya no eres tú.

Te me dispersas
como las sombras,
pero ya no eres luz.

Estás entre el pasar
y el ruego,
asido de mis días,
quemándote las manos.

Anda hombre,
camina
y no te hieras más,
que ya no puedo
cerrarle el paso
a tu verdad a gritos,
a tu muda verdad.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi
 esposo, cuando
yo sentía que no me amaba

Año 1,982 

Desierto

 



DESIERTO


Ya se van los campos
henchidos de distancia,
donde pasa tu risa
como un tren
en el ocaso.

Como círculo
dibujado por un niño,
gira y gira
tercamente tu adiós.

Cuerpo lapidado
de tus miradas
que se quebranta
como un grito.

Este es el lugar
donde habitaban
tus manos,
hoy desierto.

INGRID ZETTERBERG

Año 1,982
Dedicado a mi esposo
en tiempos lejanos.

Siénteme

 


SIÉNTEME


Hombre,
que te has llegado a mí
redoblando
tus pasos atrevidos.

Que me has buscado
desde mi temprana piel,
poniendo en mi aliento
goces nunca recordados.

Quiero
con las yemas
de mis dedos,
palpar lo hondo
de tu ser vivo;
de tu placer escondido
y ermitaño.

Anda, mírame
una vez más.

Con tus manos temerosas
pule este momento,
que desde mis recónditos
huesos
hasta mis latidos,
he sido habitada
por tu alma.

Háblame
con tu voz de acero
y recórreme las ansias;

que yo
le estoy susurrando
a tu perfil
sereno y distante:
¡Piensa en mí!

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi 
 esposo 
en tiempos muy añejos

Año 1,978

A tu ausencia

 

A TU AUSENCIA


Yo sé que estás
en lo pretérito
y en lo por venir.
Y siempre vuelves
de masticar a solas
días ruines.

Aquellos ojos
que robaste,
aún se esconden
para llorar
tus pasos.

El pan caliente
está esperándote,
como el otoño
que aún te mece
en sus rodillas,
y vas bebiéndolo
sin saber.

Bañado de adioses
te apeaste de mi vida,
visitante de las noches
en que fui la consentida
de tus miradas.

Callada tu voz,
aún yace
en los rincones fatigados
de mi pena.

INGRID ZETTERBERG

Año 1,976

jueves, 30 de diciembre de 2021

Tierno regalo

 

TIERNO REGALO


Hijo amado,
escucha esa música
que le habla
a mi tristeza.

Es un tesoro silencioso
que regresa del pasado.
Es tu tierno regalo
con melodía navideña.

La tarde en que me vaya,
me llevaré
refugiada en mi alma,
esta ternura de tus manos.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado
hijo Favio por su regalito
de Navidad.

Junto a ti

 



JUNTO A TI


Hija mía,
¿porqué te amo tanto?
¿porqué al observar aquel frasquito,
(regalo de tus manos)
mi alma se contrae en un suspiro?

¿Porqué quiero entrar en tus ojos
y quedarme allí por eterna vida?

Eres mi nostalgia hija mía,
vocecita adormilada
que me habla desde el sueño.

Son tus manos el consuelo
de mis tardes.
Quiero morar junto a ti,
o quedarme para siempre dormida.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada 
hija Stephanie

Al hijo de mi dolor

 

AL HIJO DE MI DOLOR


Hijo amado,
me falta vida
para evocar
la tarde aquella
en que por camino
bordado de flores,
llegaste
hasta mi regazo.

Tu pequeño llanto
como gorjeo
de tibio pajarillo,
se quedó en mis oídos
para siempre.

Hijo amado,
tú me convertiste
en madre,
en voz de arrullo,
en risa y llanto.
Tú me enseñaste
a amar.

¡Cuántas noches
te acuné 
en mis brazos
inexpertos!
y lloré contigo,
inocente 
y puro amor.

Hijo de mi dolor,
hoy que eres
un hombre al fin,
se contrista mi alma
por el daño que te causó
mi inexperiencia.
Mas por ser tú
mi primogénito,
en ti he puesto
mi bendición.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado
hijo Raphael, mi primogénito

Ojos de mar


 
OJOS DE MAR


Quiero escribir y no puedo
de tus ojos suaves y entornados.
Azules me miran como el mar,
como ondas que vienen y van.

Tienen tus cejas y pestañas
terciopelos oscuros,
que sombrean tus párpados
húmedos de lágrimas.

Tu mirar hondo y cansado
atrae como una luz en la oscuridad
y no podía escribir a tus ojos desvelados
pero he descrito fiel, toda su beldad.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado
a los ojos de mi hija Stephanie

Son mis días


 

SON MIS DÍAS


Sobre mi cuaderno
se gastaron mis lágrimas.
Mi angustia recorrió
sus gastadas páginas.

Son mis días
una obsesión cansada
de tu amada vida.

Te llamo
y no respondes,
tu corazón
no presiente mi voz.

¿Hasta cuándo
esta ubérima soledad?
¿Hasta cuándo
no te quedas en mí?

Son mis días
un sacrificio necesario,
para esperar tu amor.


INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Stephanie,
cuando no contestaba
el celular

Ven...

 



VEN...


Ven
cariño mío,
ven.

Devuélveme
el sentir,
la vida
que escapó
de mí.

Te ausentas
como alada
mariposa
de mi jardín
de invierno.

Ven,
que ya duele el frío,
ven.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Stephanie

Tus ojos en los míos

 



TUS OJOS EN LOS MÍOS


Me urge tu voz
en esta tarde.

Tu silencio
tiene oscuros matices,
que no quiere
mi alma evocar.

Quiero oir tus pasos
en el umbral.

Apresura tus miradas
hacia las mías,
quiero reposar
mis ojos en tu faz.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada 
hija Stephanie

Tu escondida voz


 

TU ESCONDIDA VOZ


Tu voz
ha renacido
en mi paisaje sombrío,
como una flor.

Como una hortensia
de matices lilas,
iluminó mi vida.

Tu voz de amor
trae la paz
a mis entrañas.
Tu cálido acento
tiene dulzor.

Le doy las gracias 
a Dios
por devolverme
tu escondida voz.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Stephanie

Madre e hija

 



MADRE E HIJA


Tu lucecita
está apagada,
en tu cuarto
de cortinas desvaídas
y muebles de paja.

¡Y cómo te amo
en ese silencio tuyo
que hace consumir
mi vida!

Cuando tu voz se apaga,
¡cómo te extraño
hija mía!

Mis versos
viajan hacia ti
para alcanzar
tus manos.

Pasarán los meses
y los años,
con sus amargas
tristezas
y sus amables alegrías.

Y tú siempre
serás mi amiga,
la que me habla
de sus tiernos secretos.

Juveniles confesiones
que yo encierro
en un rincón de mi pecho.

Guarda mi canción
que te ofrendo,
guárdala en un resquicio
de tu corazón.

Recibe mi canto
inspirado
que traspasa
la noche y el alma.

Mañana
volverá tu risa
a despertar
mi ilusión dormida.

Y celebraremos
con nuestro dulce pan
la dicha de ser
madre e hija.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Stephanie

A mi nieto Adrián

 


A MI NIETO ADRIÁN


Voz de sueño,
susurro de niño
que me duele
hasta el alma.

Guardo cual un tesoro
tu tierna alcancía,
repleta de peniques.

Y tu dibujo de acuarelas
de tu blanca perrita
en mi gastada añoranza.

Adrián, nieto amado,
tu nombre que es tan mío,
lleva repique de campanas
por tu ausencia.
Haz cumplido ocho años,
fue en Diciembre
y no te he abrazado.

¿Hasta cuándo la distancia
no hará esta burla cansada?

Hasta que vuelvas un día,
mis lágrimas perseguirán tus manos,
tu voz lejana,
tu frágil vida.

Tu inocente mirada
martillará mis horas,
otoño sin esperanza,
hojas que fugan en el tiempo
sin alcanzar tu alma.

¿Hacia dónde van tus pisadas,
pequeño mío,
dulce cantar
que se perdió en mi estancia?

Te extraño,
ya el viento sopla
los años que me restan.
Entre tu nombre y el mío
no existe más dolor,
no existe el olvido;

porque ya se acerca tu voz,
ya regresas a mi vera
razón de mi existencia,
y traerás entre tus tiernas manos
rosas blancas para mi tristeza.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado
nietecito Adrián
cuando cumplió ocho años
en 2,013

La muñeca

 


LA MUÑECA


Padre,
esas teclas gastadas
de piano
que vibran en mi alma,
me recuerdan
el camino que recorrí
enlazada a la tibieza
de tu mano,
fue tan breve nuestro andar
que duró como una brisa
de verano.

Hoy te recuerdo en una esquina.
Con tus pasos vacilantes
y frágiles,
me esperabas
con tu escogido regalo.
Una muñeca de porcelana
y la ternura de tus palabras.

Me llenaste de vida
en aquella tarde lejana,
de mi otoño en puertas.
Parecía que ya había anochecido
en mi vereda,
pero fui ¡tan niña
que se alborozó mi alma!

¿Sabes padre?
Esa muñeca la esperé
cuarenta años,
y llegó entre albricias
y lágrimas
junto a tus abrazos
que colgaban del árbol
del tiempo derramado.

Y hoy que ya te has ido,
¡Cómo me duelen
esas notas de piano!


INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado papá

Amiga...





 AMIGA...


Amiga,
déjame contarte
de la tristeza
que llevo en mi herida.

Porque el baúl de mis recuerdos
está vacío de abrazos
de padre,
porque el silencio
de sus pasos
llenó mis umbrales.

Amiga,
demos un paseo
bajo el cielo gris
de mi niñez precaria;
por los caminos inciertos
donde la palabra "papá"
quedó muda en mis labios.

Y el tiempo
se fue quedando atrás;
y el vestido de encaje blanco
no brotó de mi ensueño,
y no tuve una fiesta
de quince años.

Amiga,
déjame contarte
que en mi vida
ya se hizo tarde.

Que envejeció mi alma
buscando entre las sombras
los mimos ausentes
de una época agria.

Hoy sopla un viento
de fría nostalgia,
porque el ayer no regresa
desde la tumba olvidada.

INGRID ZETTERBERG

La melodía de tu ausencia


 
LA MELODÍA DE TU AUSENCIA


Tú ya te has ido,
tu rincón quedó vacío
de tus manos, de tu voz
que ya no alcanzan
mis latidos.

Y aquella melodía de piano
ha quedado sola
como mi alma vencida,
aquella melodía
que lo era todo,
mi luz de otoño errante,
mi sol,
y el motivo de mi inspiración.

Te la llevaste tú
entre sombras
y hay pajarillos
que con su trino
me traen soledad.

Me acerco sigilosa
a su cantar colorido,
pero huyen en el viento,
que todo lo arrastra
al olvido.

Tú ya no estás
y esa leve melodía
resuena en la noche
que se quiebra
como un llanto.

Sus notas trágicas
son en vano,
ya no me traen
tus miradas
que se fueron amando.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada mamá

Aún...


 
AÚN...


Aún se respiran
rastros de esperanza
y tu alma que es la mía
se asocia con la vida.

Aún tu sonrisa plena
me inunda toda,
y me aferro
a la juventud de tus alas.

Aún hay sorbitos de leche
y frutas compartidas
y arrullos de madre
en mis ojos
que abarcan el cielo
de tus miradas.

Aún hay regalos y rezongos,
 flores y globos
esperando una mañana,
para llenarnos las manos
de esta tibia felicidad.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada 
hija Stephanie cuando dio a luz
a mi nietecita Valeria
Año 2,013

La melodía que nos une

 LA MELODÍA QUE NOS UNE


Mamá, te extraño
en la hondura
de esta melodía
que yo creí perdida,
pero un alma
con alas de hada
me la dio esta noche
para que tus abrazos
no mueran nunca
ente mis lágrimas.

Oh mamá,
tu sonrisa triste
se quedó para siempre
entre mis versos
y tu voz de clamor
por tu amada primogénita
tuvo eco en mi alma,
y volé hacia tu regazo
con rosas rosadas
y te regalé felicidades
que no esperabas.

Mamita, esta es la melodía 
que nos unirá 
por la eternidad.
Yo te la ofrendo
desde mi quebrado corazón.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada mamá



Mi Natalie

 


MI NATALIE


Hija amada,
compañera de mis horas.
Tu protección
es la de un ángel que visita
mi alma pasajera
en los caminos tortuosos de la vida.

El halo azul que te rodea
tiene breves estrellas
que alumbran
tu andar de princesa.

Hija amada,
gracias por ser mi luz
en esta tarde,
por alumbrarme con tus ojos
de dulce visionaria.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Natalie

martes, 28 de diciembre de 2021

Hijo del alma mía

 


HIJO DEL ALMA MÍA


Hijo mío,
te veo solitario
tras cortinas cerradas...
Y me daña la oscuridad
de tus sueños olvidados.

¡Ah, hijo amado,
tu guitarra quedó quieta,
ya no vibran sus finas cuerdas
en las mañanas amables
de nuestra senda.

¡No te rindas!
que aún brillan reflejos de luz
que emanan obsequiosos
del Autor de la vida.

Yo te recuerdo afanoso,
hijo del alma mía,
siempre presto
a tenderme la mano
cuando yo andaba fatigada y vencida.

Quien honra a su madre
tiene del Dios Todopoderoso
su voluntad compasiva.

Nada temas, hijo amado
que aún se vislumbran
en tu vereda,
mejores años.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado
hijo Favio
Año 2,015

Sólo tú...




 SÓLO TÚ...

Hija amada,
eres tú mi prenda fina.
De las aguas preciadas
del confín de mi vida
emergiste como un hada.

Y vas derramando magia
en mis manos
con la azul escarcha
de tus ágiles dedos.

Eres una artista
que dibuja plenos atardeceres
entre oros y amatistas
para obsequiarme felicidades.

Sólo tú avizoras
las sutiles suavidades
de mis anhelos,
mientras se deslizan las horas
entre palabras al viento...

Confidencias de tu alma
que me distraen del ocaso
que a lo lejos se vislumbra
y a mi vida va llegando.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Natalie
2,013


miércoles, 22 de diciembre de 2021

Concierto de flauta

 



CONCIERTO DE FLAUTA


¡Qué desgarro
hay en esa flauta
que me azota
de recuerdos!

¡Ah la tristeza
de la vida
se oculta en su tonada,
y en el azul
que borbotea en las aguas.

Ay, manantial de amores,
tú me anuncias
que ya no habrá regreso,
que su balcón
ha quedado desierto;

que se marchitó
en sus cenizas
y ha quedado encendida
una débil llama
en un cirio que oscila
dentro de mi alma.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
mamá en el año 2,013

Ofrenda de mi hija

 


OFRENDA DE MI HIJA

Hiedra rosada
que te enlazas
a mi sentimiento
en esta fría mañana.

Cual un milagro
la suavidad
de tus pétalos
se avecina a mi alma.

Preciosa ofrenda
de mi hija
de un verano ya dormido
en mi ventana.

Hoy mi ternura asomó
y allí estabas
en el muro
de mi incipiente balcón.

Extendías tus ramitas
timidamente
sobre este otoño
recién nacido,
y yo te he guardado
en el sosiego
de este mayo que aflora
en el lecho de mi corazón.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
hija Stephanie
Mayo 15, 2,020

A mi Capitán

(Foto tomada por mí) A MI CAPITÁN Era un pompón como ningún otro. e impactante, y desde muy joven muy territorial Mi perro Capitán era un Sa...