SOLEDAD
Soledad,
¿qué extraña dimensión
es esta
que visitamos los dos
tan sólo ayer?
Como escapados
de la buena mano del Padre,
escudriñamos la ciudad
de la noche
que rodeaban altas murallas,
vagamos
por sus caminos
indeseables
y nos ausentamos del amor.
Visitamos el silencio
y descubrimos
que no encajaba en nuestro ser
la soledad.
Luego,
regresamos del adiós.
INGRID ZETTERBERG
Año, 1,984
Dedicado a mi esposo
en tiempos muy lejanos
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