LAS HOJAS DE OTOÑO
Mamá, llegaste como un eco lejano
atándome a las lágrimas de tu adiós.
Susurros hay en el cosmos
que me dicen que nos debemos un abrazo.
y que vendrá por caminos misteriosos.
Madre, te empinabas
para alcanzar mi estatura
y acariciar mi rostro con tus manos.
Mamá, no estás sola,
yo te amo
y te acompañan esas flores enigmáticas
con hilos platinados.
Madre, no te vayas,
está muy triste tu alma, mas oramos;
y tu regazo está vacío de tus hijas.
Te quedaste en el ayer, sonrisa de niña.
Dolor que viene de lo alto, mamá,
tus cenizas amadas
que fueron arrojadas al rosal,
aquel que tú amabas.
¡Cómo lo hermoseaste madre!
Las hojas de otoño aún nos unen,
aquella triste melodía
que impregnó mi vida
cuando tú te fuiste.
La llevo dentro, llamándome.
Hoy que estás tan lejos de mi quebranto
se ha ido adormeciendo
en mi piel gastada,
en mis ojos que ha secado el llanto.
Pero una tarde te prometo
que cruzaré el río
y encontraré la paz
en las verdes aguas de tu mirar.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi
amada mamá
De mi poemario
"El vuelo de las golondrinas"
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