EL ABRAZO DE UNA ESTRELLA AZUL
En estas hojas verdes
yo te escribo hija.
Son hojas arrancadas
a tus trece años,
verdes como el iris
de tus azules ojos,
cambiantes y raros
como la vida.
Hojas que arrojaste al suelo
una tarde brusca
de adolescencia.
Pero aquí las hallé perdidas
entre las horas del verano,
para decirte
que el amor de madre
nunca muere;
que se extiende más allá
de nuestro abrazo.
En él estaba
el hálito de Dios,
latente, humano,
en él estaba la vida,
la sanidad y la paz;
el universo inmortal.
Desde esa tarde,
hija inocente y mía,
mi confidente,
mi estrella azul,
somos más
que madre e hija:
Somos amigas,
de aquí a la eternidad,
en la luz.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amada
hijita Stephanie, cuando
tenía 13 años de edad.
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