MI NIÑO VOLVIÓ
Ángel mío,
nueve días te arrullaron mis ojos,
y el arco iris piadoso del Creador
descendió hasta mi vera;
penetró su luz
por las grietas de mi alma
y encendió mi faz
de sonrisas olvidadas.
Nieto mío,
mi pequeño
de largas pestañas
y tímida voz,
me has regalado una navidad
de nubes deslizadas
que jamás me atreví a soñar.
Me has ofrendado la paz
de mis blancas murallas
por donde desciende
tu risa amada
junto al jardín de pinos
donde se escucha
tu suave trotecito alegre.
Mi niño, en estos breves días eternos,
¡cuánta felicidad
desbordada en campanas de ilusión!
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amado
nietecito Adrián
cuando me visitó unos días
por navidad a sus nueve
adorables años.
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