MORIR DE AMOR
Morir de amor,
de recuerdos,
de un ayer que duele.
Irrevocable ausencia
de dos
¡que se amaron tanto!
que ya no son más.
Quisiera retornar
a los años celestes,
a las piedrecillas
en mi ventana
que me anunciaban
tu llegada.
Ecos de risas
regresan del pasado,
juegos de niños
de tanta juventud
que se desbordaba
en aquel beso tuyo
que agonizaba
en mis cabellos...
Mariposa alada
que de pronto
toda azul se posaba
entre las rosas,
que humildes
me ofrendaban
tus manos.
Hoy las nieves del tiempo
van tiñendo
nuestras cabezas...
Tus ojos se nublan
y mi voz se quiebra
en estos versos alados
que intentan
alcanzar tu silencio.
INGRID ZETTERBERG
Año 2,015
Dedicado a mi esposo,
a quien amé mucho
cuando aún yo no había
perdido la esperanza
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