CONSUELO DE MADRE
Cada noche
en mi aflicción
espero una misiva...
Una esperanza
cansada
se avecina
a mi alma.
Hija amada,
guardo mis versos
para tu soledad
que es la mía;
tus ilusiones
quedaron rendidas
en tus jóvenes años,
mas yo tengo palabras
para ti
en el cuenco de mis manos.
Yo soy, hija mía,
aquel blanco pañuelo
que necesita tu llanto.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi
amada hija Stephanie
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