TREINTA HORAS DE AUSENCIA
Soles que se hunden en el ocaso,
en el silencioso mar.
¡Cómo me duele ese árbol dormido
y ese llanto crepuscular!
Nubes que viajan sobre un incendio
de girasoles,
amores que viajaron en un tren
para no volver.
Una mujer buscando
al hombre amado que se fue.
Quietas lagunas azules
como tus ojos que se han cerrado;
treinta horas me dejaste sola
tras la quietud de tus pestañas,
y hasta que no hubiste despertado
no descansó mi alma
de aquel silencio amargo.
Ya no vuelvas a irte
palomita de mis entrañas,
quédate bajo mis miradas
que por siempre han de besarte.
Ya es tiempo de rosas,
de jardines de esplendor;
del regreso de risas olvidadas,
de pétalos en la brisa
rozando tus mejillas...
Ya es tiempo de devolverme
las alegrías, hija mía.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mi amada
hija Stephanie
Derechos reservados

Hola Ingrid, precioso y tierno poema dedicado a esa personita amada.
ResponderBorrarPaso a saludarte por aquí en esta ocasión, pero ya lo he hecho tras las vacaciones.
Un besote.
Gracias Mari Carmen por asomarte a mis versos y dejarme tan hermoso comentario que aprecio mucho. Un abrazo desde mi corazón.
BorrarEmotivo y profundo.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias Amalia por estar presente entre mis versos y dejarme tu grata huella. Un abrazo.
BorrarHermosa elegía para Stephanie.
ResponderBorrarTe abrazo con mucho aprecio
Gracias estimado amigo Ricardo por visitar mis versos y dejarme tu bonito comentario. Un abrazo grande.
BorrarIngrid, tu poema recorre distintos momentos de la vida, que nos sentimos desesperar, porque alguien se aleja, porque esperamos a quien no llega o vemos a un familiar pasar un duro trance o enfermedad...Todo pasa, evoluciona, llega a su fin...y llega el tiempo de rosas y risas.
ResponderBorrarTodo nos hace más fuertes, pacientes y prudentes.
Te dejo mi abrazo entrañable y agradecido por tus buenas letras y tu cercanía, amiga poeta.
Gracias Ma. Jesús por visitar mis versos y dejarme tu hermosa y comprensiva respuesta que aprecio bastante. Es verdad, al final, los momentos difíciles pasan y vuelve la alegría. Un abrazo afectuoso.
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