CUANDO LOS HIJOS CRECEN
¿Dónde se fue el tiempo
de los ecos
dormidos
de la infancia?
Las noches abrigadas
con los hijos en casa,
¿dónde están?
Todos reunidos
en la sala o la cocina,
en aquellos apagones
donde el papá
contaba historias inventadas
de olvidados bosques.
De repente
una risa desdentada,
iluminaba la estancia,
otras veces un llanto infantil
en la madrugada,
y mis besos consolaban siempre.
¿Dónde están esas manitos
que se asían de mi falda?
¿Y las quejas entre hermanos?
Se esfumaron
en la bruma de los años.
Y los hijos crecieron,
y mis niños ya no están.
Me dejaron un vacío
por dentro.
Y el pan ya no tendrá
el sabor de la ternura.
Ya no puedo cobijarlos
como entonces,
y no me pertenecen más
las horas de sus noches.
Soy yo
la que se tornó niña
y mis ojos
ya dependen de los suyos.
Tambaleantes y frágiles
van mis anhelos
y mi corazón
tras de ellos,
buscando sus manos
y protección.
INGRID ZETTERBERG
Dedicado a mis cinco
amados hijos
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