sábado, 13 de septiembre de 2025

Treinta horas de ausencia

 


TREINTA HORAS DE AUSENCIA

Soles que se hunden en el ocaso,
en el silencioso mar.

¡Cómo me duele ese árbol dormido
y ese llanto crepuscular!

Nubes que viajan sobre un incendio
de girasoles,
amores que viajaron en un tren
para no volver.
Una mujer buscando
al hombre amado que se fue.

Quietas lagunas azules
como tus ojos que se han cerrado;
treinta horas me dejaste sola
tras la quietud de tus pestañas,
y hasta que no hubiste despertado
no descansó mi alma
de aquel silencio amargo.

Ya no vuelvas a irte
palomita de mis entrañas,
quédate bajo mis miradas
que por siempre han de besarte.

Ya es tiempo de rosas,
de jardines de esplendor;
del regreso de risas olvidadas,
de pétalos en la brisa
rozando tus mejillas...

Ya es tiempo de devolverme
las alegrías, hija mía.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada 
hija Stephanie

Derechos reservados

    

sábado, 14 de junio de 2025

Ya no soy la misma

 


YA NO SOY LA MISMA

LOS PENSAMIENTOS OSCUROS
ME PERSEGUIRÁN TODA LA VIDA,
DESDE QUE VI TUS INMÓVILES OJOS
SELLADOS COMO LA MUERTE MISMA,
DESDE QUE TU BOCA ENMUDECIÓ:
TREINTA HORAS DE SILENCIO DE TU VOZ.

QUIERO PARTIR HACIA CELESTES ESFERAS
DONDE NUNCA MÁS SIENTA
TU AMENAZANTE ADIÓS.
QUIERO DORMIR PARA OLVIDAR EL HORROR.
OLEADAS DE PAZ
DE CRISTAL
Y LA MISERICORDIA DE DIOS
ME AYUDARÁN A OLVIDAR.

TU CRUELDAD CAMINA POR LOS PASILLOS
DE NUESTRA CASA.,
Y CUANDO CIERRAS TU PUERTA YA NO VIVO.
NO CONOCES LA PIEDAD SÓLO TU EGOÍSMO.
TU AMOR AL DINERO TE ENSOMBRECE.
SÓLO ESO ES TU ANHELO OBSESIVO:
DINERO, DINERO, DINERO.
ME ARREPIENTO DE QUE HAYAS NACIDO,
SÓLO MI DESCANSO ESPERO
YA QUE EN EL DOLOR ME HAS SUMERGIDO.

INGRID ZETTERBERG

DERECHOS RESERVADOS

jueves, 15 de mayo de 2025

Yo si que tuve infancia


YO SI QUE TUVE INFANCIA

Hubo un tiempo
y que la escuela era la calle,
donde jugábamos a las escondidas,
dorríamos bullangueros
por todas las esquinas
tocando los timbres
de enojadas vecinas.
Tomábamos agua de las mangueras
y otro juego era "la gallinita ciega".

Los carnavales en Febrero
eran una fiesta,
allí valía de todo...
globos de agua
que volaban por el aire,
talco en la cabeza,
betún en la cara
y hasta pintura fresca.
¡Qué carnavales de locura!
era un sálvese quien pueda.

Los niños otras veces
jugaban a las canicas,
y las niñas saltaban la cuerda.

¡Qué gloriosos atardeceres!

Yo si que tuve infancia,
ecos del ayer despiertan
y queda nostalgia en la distancia.

Y escuchaba de mi madre el llamado,
y iba oscureciendo
y ella venía látigo en mano.

Pero nosotros la ganábamos corriendo
y nunca pudo alcanzarnos.
nos metíamos a la casa de un salto,
riendo, siempre riendo.
Y hasta que pasara la furia materna
no quitábamos la llave del cuarto.
Yo tan sólo tenía diez años.

INGRID ZETTERBERG

Derechos reservados








 

lunes, 7 de abril de 2025

Vivir sin vivir


VIVIR SIN VIVIR

¡Tu larga ausencia
me mataría!
Vivir sin vivir
no puedo.

Regresa corazón,
no te escondas
de mis ojos...
ni pronuncies ese NO
que me destroza.

En este mullido lecho
de mi dolor,
mi alma anhela
tu manito rosa
y tu boquita de pintada flor.

Nieta del alma mía
ven a suavizar
con el caramelo
de tu mirar
la angustia que me sofoca.

Perla preciada,
de mis joyas
la más fina y rosada,
tiende tus bracitos
hacia mi cuello,
porque vivir sin vivir
no puedo.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amada
nietecita Valeria

Derechos reservados

 

jueves, 13 de marzo de 2025

Demencia senil

 


DEMENCIA SENIL

En un niño te has convertido,
Recogiendo de basurales
Tus pequeños trofeos.
Entre esos un reloj me obsequiaste.

A tu propia hija
le has llamado "madre".
Ya no eres el mismo de antes,
y hemos cerrado la puerta
Para cuidarte.

Te oigo hablar incoherencias,
y coleccionas muñequitas sin cabeza.
Tu mente se perdió.
Cuando menos nos dimos cuenta.

Sólo soy feliz cuando ríes.
y abrazas a tu blanca perrita.
Tu fiel compañera
que sólo para ti vive.
Cuando recoges en el jardín
del pino sus ramitas,
eso te alegra la vida,

Cuando sacudes la cheflera
y sueltas sus hojas secas
Te alborozas como un niño.

Luego dócilmente
te dejas llevar por tus hijos,
y yo sé que esos paseos
Te dan luz entre las sombras.

Pobre esposo mío,
hermano de mi tristeza
Mis oraciones te nombran.

INGRID ZETTERBERG

Dedicado a mi amado esposo

Derechos reservados.

Treinta horas de ausencia

  TREINTA HORAS DE AUSENCIA Soles que se hunden en el ocaso, en el silencioso mar. ¡Cómo me duele ese árbol dormido y ese llanto crepuscular...